Grouper – Shade (Kranky, 2021)

La trayectoria del proyecto ambient/dream pop de Liz Harris ha sido como ir levantando velos translucidos que esconden su propia identidad como compositora e interprete. Su voz siempre es la protagonista en sus canciones, pero es al mismo tiempo el telón de fondo: pareciera estar contándome muchas cosas, pero entre el hecho de que apenas levanta su voz en un susurro y que deliberadamente la esconde detrás de ecos, efectos y reverberaciones, nunca estoy seguro de realmente que es lo que me quiere contar. Grouper habita en el espacio entre la intimidad y la distancia, en las barreras que ponemos y las puertas que entreabrimos entre el alma y el mundo.

Shade funciona como retrospectiva de toda su carrera, pues se compone de 9 canciones grabadas desde el 2006 a la fecha, pero (y muy en línea con su propuesta identitaria) no revela los años específicos de cada tema individual. Lo interesante de todo esto es que las canciones oscilan entre sencillas baladas acústicas sin mucho adorno y piezas de dream-pop bañadas en reverb, y si consideramos que previo al hermoso Ruins (2014), Liz solía esconderse en reverb, estas últimas pistas probablemente son las más antiguas, mientras que baladas como Unclean mind o Ode to the blue, debiesen ser más contemporáneas. La belleza de este juego es que no tengo como corroborar esta teoría y me encanta la música que me hace reflexionar pero que no me entrega certezas ni absolutos.

A pesar de la dualidad en los estilos y el carácter compilatorio del proyecto, el álbum fluye extremadamente bien, en parte porque la mayoría de las canciones se asientan en los cimientos de la guitarra acústica y arpegios simples pero efectivos. I followed the ocean rememora al excelente Dragging a dead deer up a hill (2008) y se esconde detrás de múltiples de los ya mencionados velos translucidos, los cuales son removidos de cuajo en Unclean mind, probablemente la canción más accesible y directa de su carrera, con influencias r&b y una actitud más canchera de lo que acostumbran sus canciones (sigue siendo una balada con guitarra acústica, por lo que es bien dócil comparativamente).

Ode to the blue, la tercera canción es, por otra parte, desgarradora. Un simple arpegio de guitarra, una producción bien lo-fi y un falsete afectado hacen el truco. Es la canción sobre una ruptura amorosa más hermosa y triste que he escuchado en los últimos años, y el punto alto del disco. El momento en el que la voz de Liz empieza a cantar me pone la piel de gallina siempre, y versos como “Ode to the blue of your mind I can’t follow / wonder if you’re really there” o “I’ve been thinking about the way / the light gets lost in your hair” resumen perfectamente la melancolía de recordar una relación amorosa infructuosa.

Pale interior sigue el mismo molde (guitarra acústica y voz, grabación lo-fi) pero agrega múltiples pistas vocales, que no se notan a primera oreja pero que armonizan los susurros con los que Grouper cierra los versos. Es bella, y un buen complemento a Ode to the blue, porque es melancólica, pero hay un dejo de esperanza. Disordered minds, cubierta en ecos, funciona como un interludio y separador, dando paso a un par de baladas acústicas bonitas, aunque comparativamente un par de escalones más abajo que el trio previo. Basement Mix tiene un sonido nocturno que le sienta bien al último tercio del disco y Kelso (blue sky) es un cierre casi perfecto, la canción con la producción más limpia y que te deja con un poquito de esperanza y ganas de probar suerte (hay además unos samples de aves, que imagino son lechuzas o búhos escondidos en el mix que me encantan).

No se si será el caso, pero Shade tiene un dejo de finalidad, de cerrar etapas. Quizás sea el último disco de Grouper, quizás no. La dependencia en la guitarra acústica y la presentación directa, le hace funcionar como una bella contraparte a Ruins, y sus barrocos arreglos en piano (por cierto, si no ha escuchado Ruins y le agradó Shade, siga por ahí), y parece hacer encajar el dream-pop inescrutable de Dragging a dead deer up a hill y The man who died in his boat (2013) con el ambient-folk de la segunda mitad de su carrera. Hermoso álbum para detenerse, rememorar, suspirar y mirar hacia adelante.

Grouper – Shade (Kranky, 2021)
8.7
Nota