Los planetas – Las Canciones del agua(El Ejército Rojo, 2022)

El mayor mérito de una banda, según yo, es provocarte emociones que no puedes explicar con palabras. Esas emociones que te dejan completamente petrificado, sintiendo escalofríos por todo el cuerpo. Los Planetas son esa banda, la que merece el calificativo de banda definitiva. Cuando suenan Los Planetas todo se detiene, no existe un movimiento de traslación ni una trayectoria en forma de elipse: no hay orden, solo sentimiento. Y este sentimiento lleva casi 30 años orbitando sobre nuestras cabezas.

 Publicaron su décimo trabajo de estudio el 21 de enero, “Las Canciones del Agua” (El Ejército Rojo, 2022), que es una muestra del largo viaje que han recorrido y la madurez que han alcanzado. El disco está dividido en nueve canciones diferenciadas en dos bloques; un lado que rinde homenaje a Granada, más cercano a sus raíces, conformado por los cuatro primeros temas, y el otro más filtrado por la actualidad postpandemia, en las cinco piezas restantes.

Como Islamabad, abriendo “Zona temporalmente autónoma”, el disco comienza con El Manantial, que es una preciosísima adaptación de un poema de Federico García Lorca. El poema se enfrasca en una pieza de doce minutos que tiene por objetivo hipnotizarnos y que va creciendo, como los Planetas a lo largo de todos estos años, con vehemencia, impulsada por el piano de David Montañés y una instrumentación acústica de ensueño. La voz de Jota va desnudando el imaginario de Lorca y fluye hacia una corriente de conciencia como dice el poema: “Mas yo siento en el agua algo que me estremece…, como un aire que agita los ramajes de mi alma”. La incorporación de este poema en el repertorio Planetario es la necesidad de comprender el pasado pero sin descolgarse del presente. J en una entrevista dice que “La idea del manantial, de que la creación, la música, la lírica brota de manera natural en nuestra tierra, encierra una visión tan profética que asusta. El poeta, aún muy joven, decide dedicarse a la poesía, aunque muera, aunque lo maten por ello. Entender a Dios, a la naturaleza y explicárselo a los demás, que los demás lo escuchen. Señala el lugar donde va a morir, donde va a convertirse en árbol, la fuente de las lágrimas, en Aynadamar. Esa acequia, la de Aynadamar, pasa por el Fargue, por debajo de la casa de mis abuelos, entonces sin agua corriente. De ella cogían, con cubos, el agua. Ese manantial es muy importante en mi vida. Como Lorca”. (Cómo no iban a matar a Lorca o Lennon si podían acabar con 2000 años de historia)

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 El acercamiento de Los Planetas con el Trap no es algo nuevo, ya lo hicieron con Yung Beef en Islamabad, y ahora nos ofrecen una adaptación de Se quiere venir de Khaled al ritmo nazarí para el segundo tema del disco. Lo que es una muestra tangible de cómo la edad ha logrado que Juan Ramón Rodríguez abra su espectro musical de una manera insólita, arriesgada y atractiva. También demostrando que el discurso Planetario tiene mucho acierto con la música actual y, por ende, son consecuentes al imaginario del poema de Lorca con el hecho de comprender el pasado, pero sin dejar de lado el presente que nos rodea. La traslación planetaria en su máxima expresión. Luego de esto, nace Alegrías de Graná que nos trae una base flamenca/espacial con el guitarrista Edu Espín a las seis cuerdas, y La Morralla de Carlos Cano, del mítico “A la luz de los cantares” (1977), una canción de alto contenido social que nos trae una versión más tradicional de Los Planetas, con su clásico sonido y que funciona como transición perfecta para la segunda parte del disco.

La segunda parte del disco, el mundo actual o la realidad, está repleto de acción y pasajes tan bien construidos que nada puede removerlo. La Nueva Normalidad habla sobre la incertidumbre, la revuelta, la irrupción del movimiento Black Lives Matter, el cansancio mental, el capitalismo, “A un coche de policía, sin ningún agente dentro, como vimos que no ardía también le metimos fuego…” y mientras lo destrozamos y quemamos todo, con la voz de J de fondo, nos damos cuenta de que estamos bailando El Negacionista, junto a todos esos seguidores de Miguel Bosé, que están por todas partes. Bailamos la falsa democracia, la desinformación y la manipulación. Es majestuosa la ironía que usan para retratar como se aguanta lo inaguantable. Los Planetas son la mejor banda del mundo y no hay más. Son mi cuna. Y es en El Rey de España, en donde suenan a esa canción que todos tenemos tatuada por dentro de adentro del corazón. Es una herida a fuego lento. Es una canción demasiado planetaria. “Lo siento mucho, no volverá a ocurrir, mezclé la medicación con el whisky/No me acuerdo de nada, pero seguro que he hecho algo bien”. Balazo de realidad. Las letras de Los Planetas son más reales que nosotros mismos. Pero tranquilo, “…La culpa es de los que están de fiesta, que se saltan toda restricción, incumpliendo el toque de queda, ignorando que el que manda aquí soy yo.”

 “Yo no quiero convertirme en una de esas criaturas horribles”, es quizás una de mis frases favoritas del disco. Es del tema El Apocalipsis Zombie, penúltimo del disco. Se me vienen a la cabeza los clásicos muertos vivientes de G. A. Romero, que hace alusión a la sociedad capitalista y descerebrada que siempre ha existido. Es un tremendo reflejo de lo que somos. Retratando que a pesar del COVID y la pandemia y sus múltiples variantes, existe un virus peor y más dañino.

Estamos en la recta final y con El Antiplanetismo damos por finalizado el disco. “Si no aprendes nada en el facebook/vente conmigo/a pasar una semana/en la playa y después decidimos/si nos volvemos el domingo/o nos quedamos allí…”. El paso del tiempo haciendo de las suyas. Y aunque se cuestione bastante que la mitad del disco se haya ido publicando en formato single antes de la publicación del disco, Los Planetas logran y siempre van a lograr, que lo que tenían guardado, nos sorprenda y nos apuñale el corazón; un corazón de raíces salpicando agua como la portada del disco que hizo Javier Aramburu, y caigamos en bucle escuchándolos una y otra y otra vez.  

Mi corazón es un nido de raíces. Pero después de escuchar a Los Planetas, siento que aún estoy a tiempo de salvarme.

¿Qué alfabeto de auroras ha compuesto sus oscuras palabras?
¿Qué labios las pronuncian? ¿Y qué dicen a la estrella lejana?
¡Mi corazón es malo, Señor! Siento en mi carne la implacable brasa del pecado.

Mis mares interiores se quedaron sin playas.
Tu faro se apagó. ¡Ya los alumbra mi corazón de llamas!
Pero el negro secreto de la noche y el secreto del agua
¿son misterios tan sólo para el ojo
de la conciencia humana?
¿La niebla del misterio no estremece el árbol, el insecto y la montaña?
¿El terror de las sombras no lo sienten las piedras y las plantas?
¿Es sonido tan sólo esta voz mía?
¿Y el casto manantial no dice nada?

Los planetas – Las Canciones del agua(El Ejército Rojo, 2022)
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Nota